Varios juegos de rayuela, algo de voleibol, un poco al quemado, un entretenido y un desigual encuentro de baby fútbol -retrocediendo en el tiempo, por algunos años-; además de conversación (jugando o leyendo las cartas), caminatas (muy poco), reflexión en solitario y uno que otro recuerdo de situaciones escolares, hizo de esta actividad, un momento de acercamiento y un compartir distinta al que se tiene en el colegio.