"Para la mayoría, como se puede leer en el libro, fue difícil comenzar a escribir esta carta", contó el padre Sergio Torres, una de los 50 personas que escribió para este libro, pues varios comenzaron sus epístolas señalando que Dios estaba muy cerca de ellos; en ellos, por ende era extraño escribirle a alguien que no estaba lejos o bien es parte de ellos.
El sacerdote también destacó tres puntos que le llamaron la atención y que se compartían en algunas de las cartas: La figura del Dios de los pobres; el rostro femenino de Dios, entendiendo por esto el lenguaje machista que se utiliza en la Biblia (dado por la sociedad de la época) y el hecho de que Dios debería ser entendido como Padre y Madre; y la búsqueda de otros nombres para referirse a Dios.
La hermana Alejandra Izquierdo, religiosa benedictina y artista, describió la experiencia como "una linda iniciativa, que nos permite conocer tanto a Dios como a nosotros mismos". Para ella, escribir la carta fue como hacer una oración, pues es algo personal, íntimo, que se revela a través de las palabras. Además los asistentes pudieron apreciar algunas pinturas de la hermana Alejandra que se expusieron en la RUCC.
También contamos con la presencia de los padres de Nataly Vega, una niña que escribió una carta a Dios pocos meses antes de fallecer. Aquiles Vega, padre de la pequeña, dedicó unas dulces y emocionantes palabras para su hija; sobre las huellas imborrables que dejó en ellos, sus amigos, compañeros y que ahora quedan plasmados en este libro. "Nuestra hija se fue sin irse", afirmó Aquiles, pues su legado, su inmensa fe, quedará en esta carta que puede ser leída por todos en "Cartas a Dios desde América Latina".