Durante este mes de octubre queremos preocuparnos de manera especial de la familia. Ese grupo de personas que vivimos bajo el mismo techo y en el cual buscamos apoyarnos mutuamente para crecer en el amor y ser así más felices. Como nos recuerda el Papa Francisco, "la familia es la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros y donde los padres transmiten la fe a sus hijos". Para los cristianos es esa pequeña comunidad, iglesia doméstica, en la que se hace presente el amor de Dios manifestado en el amor entre los que la componen. Lugar donde se tiene muy presente aquello de "la familia que reza unida, permanece unida". Lugar donde se celebra la fe y en el que los jóvenes tienen la posibilidad de discernir su vocación a formar un matrimonio cristiano y que no llegue "a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de acuerdo con la sensibilidad de cada uno" (EG, 66).