ENTREVISTA AL PADRE ANDRÉ FÉTIS
09 de Julio de 2014
Entrevistamos al Asistente de vida religiosa del Consejo General de los Marianistas con sede en Roma, que estuvo de visita en Chile, donde observó la realidad en el Noviciado Latinoamericano, las CLM y también otras obras de nuestro país.



Por: Marta Silva Morales


Su diagnóstico de la sociedad actual es claro: "hoy se valora más el éxito personal que la vida espiritual y comunitaria". Así lo cree el Padre André Fétis SM, Asistente de vida religiosa en el Consejo General de los Marianistas con sede en Roma, quien de visita en nuestro país, dedicó un tiempo para esta entrevista en el Santuario Marianista.


Nacido y criado en Périgueux, Francia, la misma ciudad del Fundador Guillermo José Chaminade, el Padre Fetis (53 años) ha estado vinculado a los marianistas desde su vida escolar, ya que estudió en un colegio de la Congregación en la ciudad de Antony, al sur de París. Allí nació su vocación religiosa. "La circunstancia fue un poco trágica - relata el sacerdote- ya que un joven hermano de la comunidad se encontraba enfermo y eso motivó mucha compañía y oración, creándose un fuerte movimiento espiritual y una gran proximidad con la comunidad marianista, que fue lo que me motivó inicialmente a seguir la vida religiosa".


También nos cuenta que estuvo misionando en la ciudad de Abidján, Costa de Marfil, África. Allí estuvo encargado del Santuario mariano durante 4 años.


-¿Cómo fue esa experiencia?
Fue muy interesante porque era otra cultura, distinta a la mía y que experimenta una vida religiosa muy rica. El contexto social político era difícil, lo que obstaculizaba mucho acompañar. Organizamos muchas oraciones por la paz, propiciando el diálogo y anunciamos la presencia de María. Aunque no se crea, hay mucha devoción a María, que es muy popular allí porque se relaciona con la madre... La gente se siente espontáneamente cerca de María. En Abidjan hay una rica mezcla de católicos, protestantes y musulmanes, están en proporción más o menos igual. Un recuerdo muy fuerte que guardo de allí, es la Vigilia de la Asunción que se celebra cada año durante la noche del 14 y 15 de agosto. Se llenaba con feligreses, era una experiencia única. Veía un pueblo que reza, baila, canta con gestos, ora con todo el cuerpo porque llevan el ritmo dentro. Me encontré con gente muy sencilla, pero que pone todo en las manos de Dios. Es impresionante.

El sacerdote fue ordenado en 1994 y desde entonces ha cumplido diversas labores: desde director de coro, capellán, encargado del noviciado (casi sin novicios) y profesor de música.


Y es aquí cuando se detiene para comentarnos algo más de su vida personal. Se confiesa admirador de la música clásica. De hecho toca violín. Y le gusta mucho el canto coral, que considera su segundo campo de trabajo.
Durante su estadía en Santiago, visitó los colegios, las dos parroquias que anima la Compañía, la Editorial SM, participó en encuentros con la Familia Marianista y las hermanas de FMI. Todo para entender mejor cómo se trabaja con las obras educativas.


-Padre Fétis ¿qué le ha parecido Chile en esta visita?
Siempre es interesante ver y visitar un país por segunda vez, porque se conocen nuevas personas y a la vez uno puede apreciar la evolución de las obras y las iniciativas misioneras. Se nota que Chile es un país que vive una fuerte evolución y que, por esta razón, las orientaciones del período actual van a tener un influjo importante sobre su futuro. Personalmente me dediqué mucho a estar en el noviciado y ver la formación religiosa, porque es mi ámbito. Pude estar más cerca de los novicios y de la experiencia de formación que se vive aquí, en Latinoamérica.


-¿Y qué le pareció el Noviciado Latinoamericano?
Es una comunidad internacional que hay que cultivar. Es importante para una visión universal y construir colaboraciones entre varios países. En una congregación los nuevos miembros aportan dinamismo, juventud y nuevas ideas, es algo importante para una congregación.


-¿Y qué opina acerca de la falta de vocaciones religiosas?
Está claro que es un desafío importante, pero no se debe olvidar que, al mismo tiempo, se ha desarrollado mucho la conciencia de la vocación laical. Hoy los laicos son una pieza muy clave en la vida y la misión de la Iglesia. También a nivel de los religiosos en Chile. Actualmente hay signos de esperanza para Chile: hay dos novicios chilenos y un religioso que hizo sus primeros votos recientemente; nos debe animar a continuar este camino. No es una tarea imposible animar a un joven a que entre a la vida religiosa y elija ese tipo de vida. Pero es verdad que hay que ir contra la corriente para animarlos a que estén disponibles y prontos para trabajar y vivir de esa manera.


-¿Cuál es el factor que perjudica la falta de vocaciones actualmente?
Falta la interioridad, actualmente se favorece mucho más la sensación inmediata o los resultados rápidos... No son cosas malas, pero no favorece esta interioridad que es tan necesaria para encontrar a Dios, percibir los signos de su llamada y elegir este tipo de vida.


-¿Y qué habría que hacer? ¿De qué manera la Iglesia debe actualizarse para cautivar más a los jóvenes, considerando que vivimos una época diferente, por ejemplo, pensando en la influencia de internet?
Es importante recordar que para nosotros las vocaciones son importantes, pero no constituyen nuestro primer objetivo de acción y de existencia. Vivimos para anunciar a Cristo, para difundir sus valores de vida y de servicio y una concepción cristiana del ser humano y de su vocación, en el sentido más amplio. Cuando trabajamos por esta misión, cuando lo hacemos como comunidad y en fidelidad a nuestro espíritu marianista, creamos un contexto favorable para las vocaciones. La misión - que hace entrar en relación con Cristo y pone en contacto con su Iglesia -, la vida comunitaria y de oración no pueden faltar.


-Sin embargo, ¿existe conciencia de que hoy no se viven estos aspectos entre los jóvenes?
Es verdad que, hoy, estos estilos de vida no se entienden fácilmente. Actualmente se centra mucho sobre la persona individual, sus talentos, lo que le gusta; eso es normal, pero falta que se incentive la vida comunitaria mucho más. Ese no es un punto muy desarrollado en la vida actual. Hoy se valora más el éxito personal que la importancia del servicio de los otros, no existe mucho sentido comunitario.


- ¿Cómo está nuestro continente en vocaciones en relación a otros?
En los países de Europa, Latinoamérica y Norteamérica hay más dificultades, hay grandes desafíos. Se dice que hay pocas vocaciones, pero lo cierto es que hay. Sería peor, si no hubiera nada. La presencia de algunas vocaciones demuestra que es algo posible. Es un hecho que hay jóvenes interesados en este tipo de vida y que ven que para ellos la misión marianista responde a algo actual y no algo del pasado.


-¿Qué fórmulas uds. han visto y probado como exitosas en este sentido?
Tener una pastoral juvenil fuerte y que influya realmente en la vida de los jóvenes. Queremos formarlos y construir su vida en relación con Cristo y el Evangelio: es un objetivo misionero fundamental de la Familia marianista desde su origen. Si hay algo fuerte ciertamente al interior, pueden nacer esas vocaciones. Tengo una mirada de esperanza positiva sobre los jóvenes del mundo actual. Creo que hay que saber cómo animarlos para que se entreguen al servicio de los otros. Lo que puede faltar, a veces, son las personas que saben despertar su generosidad.


-En este sentido, se dice que el P. Guillermo José Chaminade fue un visionario para su época, ya que su mensaje se puede aplicar perfectamente hoy, ¿no?
Absolutamente. Todo lo referido al sentido de misión comunitaria, pues tenía un gran deseo de llevar el evangelio a todas las edades. Decía que la comunidad testimonia más que un individuo. Eso es un gran valor para nuestro mundo actual, pues, reitero, el aspecto comunitario se tiende a olvidar. Y es fundamental rescatar hoy en nuestra sociedad el valor de la solidaridad, formar comunidades más cristianas y que no sólo se vean a sí mismas, sino que estén atentas a los otros. La gran intuición del Padre Chaminade fue también la de invitarnos a vivir esta misión en el nombre y con la ayuda de María.

Una mirada de esperanza
Andrés Fétis, sm, cuenta que también vivió y disfrutó de la vida comunitaria, ya que fue miembro de una comunidad laica marianista joven, en un momento en que en Francia se estaba dando un movimiento proactivo, dinámico y fuerte en ese sentido.

-Padre Fétis, ud. Ha tenido también estos días la oportunidad de compartir actividades con las CLM. ¿Qué mensaje nos dejaría hoy a los chilenos?


Hoy se percibe más la complementariedad de las ramas en la Familia Marianista. Por eso, cuando vemos el dinamismo de las CLM nos alegra mucho. Eso nos ayuda y anima; es un testimonio para toda la Familia marianista en el mundo. Esperamos que esa alegría, dinamismo y colaboración crezca aún más.
-¿Qué mensaje nos podría enviar?
Como sé que este es un boletín de las CLM, quiero expresar que un don que ofrecemos como familia marianista en la Iglesia es ser, justamente, una familia. En ese contexto, van a nacer vocaciones misioneras laicales y religiosas. Si cada vez más vivimos nuestra particularidad, más podremos suscitar y entusiasmar a los jóvenes.


-¿De qué manera cree Ud. que ayuda el Papa Francisco a motivar a los católicos?
El Papa está dando una imagen más cercana, más simple, más accesible y más entendible de la Iglesia. Es importante que nos empuje a despertar nuestro sentido misionero e ir más allá del mundo habitual de vida de los cristianos, de llegar a otros que no se consideran cristianos, derribando fronteras, ir donde hay personas que no se consideran cercanas a la Iglesia. Esa frontera no está lejana para los marianistas, la misión y su frontera están a nuestro lado, cada vez que debemos anunciar a Cristo a personas que no lo conocen realmente; cada día podemos llegar a esta frontera.

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