La Hermana Asunción se vuelve a su país natal y formará parte de la comunidad de la casa de espiritualidad que tienen las hermanas, Nuestra Señora del Pilar, en Huarte, Navarra. Se fue tranquila, porque sentía que había cumplido la misión que tuvo aquí en Chile. Llegó a nuestro país en el año 1979 junto a otras tres hermanas, Adelia, María Luisa y Vicenta. Se entregó a la misión y aquí se quedó por 34 años. Hizo vida las palabras de nuestra fundadora, la madre Adela de Trenquelleon, venir hasta el fin del mundo para que Jesucristo sea conocido y amado. Y, efectivamente, a través de ella conocimos a Jesús, buscado en la oración, en los hermanos, en cada hermana de su comunidad, en la misión realizada con seriedad y cariño, sólo a quien se ama, se hace una entrega tan hermosa. Hoy puede decir: "Misión cumplida Señor en estas tierras a las que me enviaste", y obediente en libertad, ha emprendido rumbo a su país natal en esta etapa de su vida.
Gracias a todos los que le expresaron su cercanía, cariño y confianza durante todos estos años y en estos últimos días, tanta gente, tantos hermanos, tantos amigos, era como ver recreada la parábola de los talentos, Señor me diste diez, aquí tienes otros diez que gané.
No cabe duda, seguir a Jesús, vivir la vocación que hemos recibido, es lo mejor que puede pasar en nuestras vidas. La Madre Asunción, como todos la conocíamos, nos asombró con su vitalidad física, afectiva, espiritual e intelectual que la acompaña a sus noventa años, qué gracia más grande.
Gracias madre Asunción por su testimonio de vida consagrada al Señor, bajo el alero espiritual de nuestros queridos Guillermo José Chaminade y Adela de Trenquelleón. Dios la siga bendiciendo abundantemente.