Con motivo de la fiesta patronal de la Compañía de María, el día jueves 12 de septiembre a primera hora de la mañana nos reunimos como comunidad educativa en el Patio Central del CPSM, para realizar una oración y acción de gracias por la festividad del Santo y Dulce Nombre de María. En dicho encuentro se señaló la importancia que, para la Familia Marianista, tiene la figura de Nuestra Madre y Reina. En 1823, el Padre Guillermo José Chaminade escoge este día, porque quería celebrar, no un misterio de la Virgen, sino la misma persona de María, como la madre y mujer que es.

En la Liturgia, reflexionamos acerca del canto del Magníficat, y como la experiencia de “pequeñez” y “humildad” de María, trasciende a nuestros días y educa nuestras actitudes. También agradecimos por los 75 años de presencia Marianista en Chile, por las obras que, en estos años, se han llevado a cabo. Por las personas que han inspirado y dado ejemplo a quienes han sido parte de estas.

Para quienes somos parte de la familia Marianista, el nombre de María, es DULCE, pues ella es la más tierna y hermosa de las madres. Para dar realce a su nombre se obsequió a todos los integrantes de la comunidad, estudiantes y funcionarios un dulce (alfajor) como signo de la dulzura de María.

Damos gracias a Dios, por darnos a María, como madre y educadora. Como pilar y camino seguro al encuentro de su Hijo Jesús. Por la oportunidad de ser parte de la gran Familia Marianista, por el carisma evangelizador y misionero que nos destaca. No perdamos nunca de vista que, como señaló nuestro fundador “¡Felices son los verdaderos hijos de María! La madre de Jesús llega a ser realmente su madre”.

Juan Pablo Montecinos Díaz

Delegado de Pastoral CEEP