Alguna vez leí en un libro que “si alguien nos recogiera y nos llevara de repente a un país nuevo, entre gente nueva, con un lenguaje nuevo, con una ética distinta y un estilo de vida completamente diferente del nuestro, sufriríamos un choque cultural, y parte del sufrimiento causado por ello sería un sentimiento intenso de soledad, como de haber sido arrancados de nuestras raíces” (Rolheiser, 1981).
Luego de estos 5 meses me atrevo a refutar esta idea, de cierta manera logro entender el trasfondo y el contexto en que el autor lo dice y respeto su postura; sin embargo, mi experiencia en el Voluntariado Latinoamericano Marianista en Chile, comunidad de Melipilla dice esto:
La voluntad de recoger tu vida en una maleta y llegar de repente a un país nuevo es la oportunidad perfecta para crecer. Es una montaña rusa de aprendizaje, donde evidentemente debes desaprender algunas costumbres e ideas. todo esto reposa en que estarás entre gente nueva; nuevos gustos, realidades y perspectivas, infinidad de cosas que te llenan el alma y te demuestran que en cualquier parte del mundo puedes conectar con alguien y crear grandes momentos, encontraras personas llenas de virtudes que te abrirán las puertas de su corazón y te harán sentir como en casa. Un lenguaje nuevo es ilustrarse de todas las formas de comunicación posible, no solo es el dialecto, la jerga o los modismos; es comunicarse con los gestos, las risas, el lenguaje de señas y el lenguaje del amor. Una ética distinta nos permite mantenernos firmes a la nuestra, Un estilo de vida diferente permite encontrar nuevos gustos, vivir experiencias que nunca creíste vivir y conocer cosas que no tenias idea que existían. Es compartir las onces de manera más fraterna, buscar rutas para hacer trekking, sentarse frente al mar a contemplar la paz de la compañía y el silencio, disfrutar la explosión de sabores que trae un completo, una empanada camarón queso e incluso una cazuela, es disfrutar el abrazo de un chiquillo y encontrar gracia en que te digan tía valentina. No hay un sentimiento de soledad cuando haces las cosas con amor y encuentras el afecto e inocencia en la palabra, cuando te enseñan a ver el valor de la vida de una manera más profunda. Con esta experiencia confirmo que nuestras raíces son parte de nosotros y por más lejos que estemos viviremos con el sabor de nuestra tierra y llevando en alto la cultura y la bandera.
Para terminar, resumo esta experiencia en 4 palabras
Me voy con el mejor regalo del mundo, el corazón lleno de amor, llena de aprendizaje y ganas de hacer más por las personas.
Valentina Mellado