Experiencia Voluntariado Latinoamericano Marianista
17 de Julio de 2023
Valentina Mellado de Girardot, Colombia, estuvo 5 meses como voluntaria en el Colegio Nuestra Señora y Madre del Carmen de Melipilla y hoy nos comparte cómo vivió esta experiencia.

Alguna vez leí en un libro que “si alguien nos recogiera y nos llevara de repente a un país nuevo, entre gente nueva, con un lenguaje nuevo, con una ética distinta y un estilo de vida completamente diferente del nuestro, sufriríamos un choque cultural, y parte del sufrimiento causado por ello sería un sentimiento intenso de soledad, como de haber sido arrancados de nuestras raíces” (Rolheiser, 1981).

Luego de estos 5 meses me atrevo a refutar esta idea, de cierta manera logro entender el trasfondo y el contexto en que el autor lo dice y respeto su postura; sin embargo, mi experiencia en el Voluntariado Latinoamericano Marianista en Chile, comunidad de Melipilla dice esto:

La voluntad de recoger tu vida en una maleta y llegar de repente a un país nuevo es la oportunidad perfecta para crecer. Es una montaña rusa de aprendizaje, donde evidentemente debes desaprender algunas costumbres e ideas. todo esto reposa en que estarás entre gente nueva; nuevos gustos, realidades y perspectivas, infinidad de cosas que te llenan el alma y te demuestran que en cualquier parte del mundo puedes conectar con alguien y crear grandes momentos, encontraras personas llenas de virtudes que te abrirán las puertas de su corazón y te harán sentir como en casa. Un lenguaje nuevo es ilustrarse de todas las formas de comunicación posible, no solo es el dialecto, la jerga o los modismos; es comunicarse con los gestos, las risas, el lenguaje de señas y el lenguaje del amor. Una ética distinta nos permite mantenernos firmes a la nuestra, Un estilo de vida diferente permite encontrar nuevos gustos, vivir experiencias que nunca creíste vivir y conocer cosas que no tenias idea que existían. Es compartir las onces de manera más fraterna, buscar rutas para hacer trekking, sentarse frente al mar a contemplar la paz de la compañía y el silencio, disfrutar la explosión de sabores que trae un completo, una empanada camarón queso e incluso una cazuela, es disfrutar el abrazo de un chiquillo y encontrar gracia en que te digan tía valentina. No hay un sentimiento de soledad cuando haces las cosas con amor y encuentras el afecto e inocencia en la palabra, cuando te enseñan a ver el valor de la vida de una manera más profunda. Con esta experiencia confirmo que nuestras raíces son parte de nosotros y por más lejos que estemos viviremos con el sabor de nuestra tierra y llevando en alto la cultura y la bandera.

Para terminar, resumo esta experiencia en 4 palabras

  • Compañía
  • Compromiso
  • Gratitud
  • Entrega
  1. La mayoría de las veces no medimos la dimensión y el impacto que tiene la compañía. En el Colegio Nuestra Señora y Madre del Carmen evidencié lo positivo que es compartir con los estudiantes, hablar con ellos, preguntarles sobre su día, estar ahí junto a ellos. Esto me deja claro que todos merecen compartir sus alegrías y tristezas y es más fácil de lo que creemos ayudar en que esto se cumpla. Esto lo viví mientras acompañaba las horas de desayuno, recreo y almuerzo con los niños.
  2. Los encuentros con Cristo, reuniones con encargados de pastoral, movimiento Faustino y la catequesis me llevaron a dos meditaciones, el primero es reconocer la importancia de tener momentos de reflexión y compartir desde la palabra de Dios. El segundo es el Compromiso, la entrega, el amor y el empoderamiento en el actuar. Esto lo transmitieron los niños, educadores, administrativos, grupo de convivencia y trabajadores, todos trabajando para un fin común de educar y vivir a través de la fe y la misión.
  3. Liturgias y Eucaristías; estos espacios me regalaron momentos y reflexiones muy bonitas. Lo resumo con una pregunta y las respuestas que dieron algunos estudiantes; ¿Cómo sabemos que Dios esta presente?: “En el abrazo de mi amigo”, “Con la vida de mi mamá”, “Por tener a mi familia”, “Cuando me rio con mi amigo”, “Compartir la comida con mis compañeros”. 
  4. El poder dar algo al mundo es una de las mayores satisfacciones para el ser humano, en mi voluntariado logre eso, dar mi escucha, mi palabra, mis ideas, mi presencia y sobre todo mi conocimiento hacia los apoderados en los cursos de computación básica y fortalecimiento empresarial, me quedo con la satisfacción de haber por lo menos sacado una sonrisa y dejado una enseñanza.

Me voy con el mejor regalo del mundo, el corazón lleno de amor, llena de aprendizaje y ganas de hacer más por las personas.

Valentina Mellado 

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