En "Lo Encañado" fuimos igualmente recibidos y esperados con cariño. Nos alojamos, también en la escuela. La Capilla, destruida por el terremoto, estaba ya reconstruida. El año pasado celebrábamos la misa en un galpón de los bomberos. Este año pudimos usar la capilla y ver cómo la gente se acercaba en mayor número.
El grupo misionero era de 15 jóvenes y adultos. El sector es muy extenso y disperso. En grupo de a dos, recorrimos todas las casas varias veces, orando y leyendo el Evangelio. También siendo agasajados con frutilla, que es su producto reina. A los misioneros les gustó recoger frutilla en algunos momentos de descanso y comer de la misma hasta saciarse.
Tanto en Santa Rosa como aquí, llevamos dos grutas de la Virgen del Pilar. Durante la misión hicimos la novena, de manera que ellos pudieran aprender y pudieran hacerla durante el año. Al final les dejamos dos grutas en cada sector, de manera que pudiera pasar por cada casa hasta nuestro regreso el próximo año.