"Un trabajo bien hecho, en el pentagrama de la pedagogía"
(Entrevistado por el Profesor Manuel Quevedo Méndez)
D. Juan Gutiérrez Martínez deja de ser profesor activo, pero continuará leyendo, registrando algunas historias y haciendo música, que es lo que más le gusta, nos confirma con su habitual sentido del humor.
Conversamos con él para recabar su opinión ante un momento tan significativo en la vida de un docente y que, en la mirada retrospectiva del propio D. Juan hemos registrado en las siguientes líneas:
Nos señala que ingresó al Instituto Linares el 1º de Marzo de 1963, siendo Rector el Padre Alfonso Gil, y que fue presentado por Monseñor Humberto Meza Rojas (un extraordinario y querido sacerdote de la Diócesis de Linares). Después de un año de docencia en la escuela rural de Lomas de Putagán camino a Rabones, señala que le agradó esta experiencia y decidió hacer de ella su profesión.
En ese entonces un licenciado de Humanidades podía hacer clases en Preparatoria, actual Básica. Luego de dar la Prueba de Aptitud Académica ingresó a la Universidad de Chile, sede Talca, estudiando en horario vespertino nocturno. Además regularizó E. Básica obteniendo también su titulación.
Desde aquel entonces, ejerció las jefaturas de diversos cursos en E. Básica y asumió las horas de Educación Musical desde Quinto Básico a Cuarto Medio, hasta hoy día.
Pero dejemos que sea el mismo D. Juan quien nos cuente algo más de su gran experiencia educativa y humana en las aulas del Instituto Linares.
¿Cómo era D. Juan tras un pupitre, por "aquellos años"?
Sobre una tarima y tras un pupitre, con 18 años, un gran entusiasmo y deseos de aprender el " arte de enseñar y educar", como me dijo en la primera clase el Rector Alfonso Gil.
¿Lo suyo fue una vocación temprana por la Educación?
Me agradó enseñar a cantar a alumnos en el Colegio Salesianos de Linares. Participaba en grupos juveniles y la Música era mi fuerte. Debo reconocer que el padre salesiano Abilio Díaz y el padre Marañón también influyeron en mi vocación de docente.
¿Qué opinión le merecen los avances que ha venido teniendo la Educación en las últimas décadas?
Bien, siempre que se respete el objetivo primordial que es el desarrollo de la persona del alumno en su totalidad.
¿Hasta qué punto cree en la influencia del profesor en la educación de los jóvenes?
En algunos casos es mucha. Todos recordamos el profesor que nos marcó en cierto sentido con su ejemplo y enseñanzas. Debemos reconocer eso sí, que muchas veces el medio ambiente nos limita mucho en nuestra llegada.
¿Cómo eran los padres de los alumnos hace cuatro décadas?
Los encontraba más preocupados por sus hijos y con más admiración y respeto por el profesor.
¿Ha estado en algún otro colegio dando clase? ¿Ve mucha diferencia entre uno y otro?
En los Salesianos en Primero y Segundo Medio de Escuela Agrícola. Otro tipo de alumnos, muy agradables y agradecidos del docente. Coinciden en el agrado que sienten hacia la Música.
¿Cómo decide dedicarse a su profesión?
Por cuestión de trabajo y luego ir descubriendo lo hermoso e importante que es ser profesor.
¿Cómo se lleva con los demás profesores?
En general bien. Soy un agradecido de todos, pues entregan amistad, aliento y sobre todo ejemplo. Realmente uno aprende de sus pares.
¿Recomendaría su profesión? ¿Por qué?
Si se siente vocación por ella, no se puede desechar. Es una profesión noble, muy exigente e importante para la Sociedad.
¿Si pudiera volver a elegir un trabajo, por qué elegiría ser profesor?
Porque no me imagino haciendo otra cosa. Es toda una vida y está marcada por la docencia.
¿Qué tal su permanencia en este centro educativo?
Los mejores y más hermosos recuerdos y momentos vividos. Debo agradecer primero a Dios, a la Congregación Marianista, a los colegas seglares, apoderados, alumnos y ex alumnos que siempre me apoyaron y ayudaron a corregir algunos de los muchos defectos que, como todo ser humano, poseo. Aquí se educaron mis tres hijos y actualmente dos nietecitas.
¿Alguna anécdota que pueda contarse?
Muchas. Desde la famosa Gira de Estudio del Verano del '74 donde los alumnos, por escasez de medios económicos, tuvieron que obtener recursos sirviendo de garzones, llevando maletas, bultos etc., hasta servir de intérpretes de los turistas gringos que viajaban con nosotros a San Carlos de Bariloche.
O bien en el Hotel Peulla, junto a D. Amador Rojo animamos una noche en el Hotel para los turistas de varias nacionalidades junto a un piano y un bar abierto para los animadores. Todo a cambio de una fuerte rebaja en la cuenta de la delegación, por la permanencia de una noche en dicho recinto.
O bien durante la Dictadura cuando en una clase de Segundo Medio aparece el Rector en la puerta y me solicita supervisar mi clase. En ese entonces era lo más normal que el Rector entrara a cualquier clase y se instalara al fondo de ella para observar su desarrollo. Pero esta vez no venía solo. Apareció un Mayor de Ejército, con tenida de combate; armado hasta los dientes, con un ceño de muy poca cordialidad, quien tras un escueto saludo, ingresa a la clase y junto al Rector me supervisan.
Los motivos... obvios. Ideas políticas diferentes a las del régimen imperante. Habría que escribir un anecdotario aparte; que a lo mejor escribo.
¿Ha tenido algún problema durante la profesión o ha sido todo como esperaba?
Siempre existen los problemas. Algunos y la mayoría, creo, derivados de mi personalidad; otros de la incomprensión de colegas, alumnos, apoderados que los catalogo como normales y -por supuesto- solucionables y enmarcados como propios de la profesión. Lo que más cuesta aceptar, porque somos humanos, es la calumnia, la ingratitud.
¿Cómo ha sido la evolución de los alumnos en los últimos años?
Los encuentros más sensibles a la amistad y el buen trato. Se ha generado en nuestro Colegio un grato ambiente. Es agradable trabajar en él. Existe un espíritu de familia muy marcado. Por otra parte creo que pueden y deben superarse en rendimiento académico, mejorando métodos y técnicas de estudio; forjando una voluntad más fuerte y siendo más constantes en lo que se proponen.
¿Qué les diría a los alumnos de hoy?
Que no abandonen sus ideales y que éstos sean nobles ideales. Es muy fácil en esta etapa de la vida creer que uno se las sabe todas. Es fácil caer, casi sin darse cuenta, al ingresar a la Universidad, en el abandono de principios que fueron enseñados en el colegio. Probar nuevas emociones y sensaciones. Caer en la drogadicción, alcoholismo, nihilismo etc.
¿Y a los profesores que empiezan ahora?
Que cuiden y acrecienten su vocación. Sean generosos en el perdón; no abandonar la sana exigencia primero consigo mismo y después con los demás; amar el trabajo bien hecho y mucha humildad. Nunca terminamos de aprender. La consecuencia es fundamental. Nuestros alumnos aprenden y se forman en base al ejemplo. El profesor consecuente educa en profundidad, desde el alma.
¿Qué es lo que más echará de menos de la enseñanza?
Creo que todo. Lo bueno y lo no tan bueno. Espero seguir aportando de alguna forma lo que he adquirido en estos 48 años ininterrumpidos de docencia en el Instituto.
¿Hacia dónde cree que deberían caminar quienes siguen en la docencia?
Hacia un perfeccionamiento constante; hacia una alegría por vivir a concho la docencia. Disfrutar haciendo clases. Un colega me confidenciaba que él se transformaba al entrar a clases. Era otro. No había lugar para problemas personales y no sabía cómo se le pasaba la hora. Creo que este colega disfruta de su profesión.
¿Se encariñó con la profesión?
Por supuesto. Ha sido una vida en ella, desde los 18 años.
¿Cuáles han sido para Ud. los grandes logros de la pedagogía marianista?
Los logros, muchos. A mí me correspondió vivir con ellos muchos años. Fui testigo de su gran amor por la pedagogía marianista y grandes resultados. Primero la espiritualidad marianista. El amor a María. La exigencia al trabajo bien hecho. Valores humanos como la amistad, la constancia, la perseverancia, el espíritu de familia y trato afable, son algunos aspectos que muchos ex alumnos reconocen que fueron plasmados en sus vidas a través de la educación recibida.
¿Qué hace falta para avanzar más y mejor entre los distintos establecimientos de la Fundación Chaminade?
Se están dando los pasos. Lo que veo preocupante es la carencia de vocaciones marianistas. Pero a la vez es un reto, un desafío para todos los profesores seglares, el continuar esta obra maravillosa. De allí la tremenda responsabilidad que han asumido muchos docentes directivos seglares en la conducción y perfeccionamiento de esta gran obra. Se deberá continuar implementando políticas apropiadas de perfeccionamiento docente, como pasantías; seguir incorporando nuevos recursos y el desafío más grande planteado en el 2º Congreso de Educación Marianista ,recientemente realizado, EDUCAR CON CALIDAD Y EQUIDAD, será una verdadera revolución en la Pedagogía Marianista y un ejemplo para Chile.